Reflexiones

A estas alturas del partido
no sé a quien acudir,
me encuentro malherido
y siento como mi corazón lucha por vivir.

Perdido en mis pensamientos
vago por las calles sin rumbo.

Solo en un banco del parque me tumbo
y espero a que desaparezcan mis remordimientos.

¿Pero es que esto va a ser siempre así?
¿Acaso no me merezco un minuto de felicidad?
¿Por qué la ficcion supera siempre a la realidad?
Ironías de la vida, este es el mundo en que nací.

No puedo más, necesito encontrarlo,
tendría que seguir caminando
porque dentro de poco este dolor no podré soportarlo,
pero mis piernas no quieren obedecer mi llamada.
Espero que esta carta que le estoy escribiendo
le llegue antes de que me sumerja en la Nada.

En sus manos dejaré mi alma
sobre su pecho depositaré mi corazón
y con sus negras alas cubriré mi maltrecho cuerpo.
Solo así conseguiré la calma
que perdí desde hace tiempo
cuando se vino abajo mi armazón.

No lo soporto, no lo permito,
esto tiene que acabar,
no puedo continuar sufriendo por un mito
y ver como mi vida termina hundiéndose en el mar.

El tiempo me cubre con un suave tejido de recuerdos pasados
y yo debo seguir tejiendo mi historia en él.
Aunque todos mis principios morales sean minados
seré fuerte para no convertirme en un simple trozo de papel.

Ahora me dirijo a ti directamente, Ángel Caído,
para decirte que ya sabes donde encontrarme.
Esta carta es el principio de una nueva vida
que disfrutaré con o sin tu compañía.
Si decides visitarme algun día
recuerda dejar atrás la mentira.
Antes de cruzar el umbral de mi puerta jura no martirizarme
porque sino serás tú el que esté perdido.