Era cierto que no recordaba su nombre. ¿A qué otra cosa podía aferrarse si no era al nombre que le acababan de poner y que serviría como punto de partida de una identidad que él tendría que forjarse? ¿Quién era él antes de despertarse de ese sueño? ¿Tendría familia, amigos, pareja...? Un leve escalofrío le recorrió el cuerpo cuando se hizo esa última pregunta.
A partir de ahora sería Nathaniel, y tendría que confiar en esas tres personas que no conocía de nada, y que parecían miembros de una secta, pues nadie en su sano juicio se haría llamar del modo en que se habían presentado. ¿Qué era lo último que había dicho el tipo de la cicatriz: los responsables de su vuelta a la vida y encarnaciones de un poder que él poseía? ¿Había estado muerto? ¿De qué clase de poder hablaba?